Colombia, como muchos otros países, entró en un periodo de cuarentena el 14 de marzo de 2020 a causa del contagio global por el COVID-19. Ciudades, barrios, calles y parques quedaron temporalmente sin nosotros. Esa relativa ausencia humana mostró muy rápidamente cómo la fauna silvestre, sin temor alguno, comenzó a habitar diversos espacios urbanos. 

La poca cantidad de vehículos y personas redujo notablemente los decibeles que la ciudad emite, lo que permitió que escucháramos mejor sonidos naturales del valle, como el trinar de las aves en la mañana o el estrépito de las lluvias tropicales en las noches, además de los grupos musicales que recorrían las calles buscando el apoyo de familias distantes refugiadas en sus balcones, o el potente parlante del señor que vende aguacates. Las ruidosas motos nocturnas tronando a toda velocidad en las avenidas